No es ya de una pluma suelta, sino de una en el pájaro firmemente puesta
La lenta caída era un penetrar el aire o la roca
Hacia el corazón de la fértil tierra
Allí abrir o estallar en luz
Y florecer de la isla un volcán
Fuente de fuego blanco y pájaros negros
¡Vayan y ardan en las mentes,
cómanse sus ojos o arranquen la cabeza entera!
Un perro guardián ciego custodie el agujero
Un dragón insecto succione pensamiento
¿Hay osos aquí?
Hugo del Jardín.